Escuchamos y acompañamos las formas únicas de experimentar el mundo sensorial.
El procesamiento sensorial divergente hace referencia a aquellas personas que perciben, integran o responden a los estímulos del entorno de manera diferente a la mayoría. Esta forma de estar en el mundo no es una disfunción en sí misma, sino una variabilidad neurológica que puede generar malestar si no es comprendida ni acompañada adecuadamente.
Desde Psikokide abordamos el DPS como parte de la diversidad neurocognitiva. No lo reducimos a una etiqueta ni lo abordamos como un «trastorno». Entendemos que detrás de muchas conductas —evitaciones, bloqueos, irritabilidad, necesidad de movimiento, hipersensibilidad o aparente desconexión— hay una forma legítima de gestionar la intensidad sensorial del entorno.
El procesamiento sensorial es el proceso mediante el cual el sistema nervioso recibe, organiza y responde a la información de los sentidos. Algunas personas presentan una respuesta atípica: más intensa, más débil o inestable frente a estímulos como sonidos, luces, texturas, sabores, olores o incluso el movimiento.
Estas respuestas pueden clasificarse (según modelos como el de Dunn) en:
- Hipersensibilidad: reacciones intensas o de rechazo ante estímulos cotidianos (ej. molestias con etiquetas, ruidos, luces, aglomeraciones).
- Hiposensibilidad: necesidad de estimulación intensa para registrar un estímulo (ej. buscar contacto físico fuerte, no notar el frío o el dolor).
- Búsqueda sensorial: necesidad activa de estímulos (ej. moverse constantemente, tocar objetos, oler cosas).
- Evitación sensorial: conductas de escape o bloqueo frente a entornos saturados de estímulos.
Estas formas de procesamiento pueden coexistir en una misma persona y variar según el contexto, el estado emocional o el nivel de estrés.
- Problemas de autorregulación emocional o conductual derivados de la sobrecarga o la desconexión sensorial.
- Dificultades escolares, especialmente en aulas ruidosas o con estímulos múltiples.
- Desbordamientos o bloqueos en situaciones sociales o inesperadas.
- Malentendidos o etiquetas negativas por parte del entorno (“exagerado/a”, “nervioso/a”, “apático/a”).
- Ansiedad anticipatoria ante determinados estímulos o espacios (ej. centros comerciales, celebraciones, ruidos del entorno urbano).
Estas manifestaciones no son “mal comportamiento” ni “falta de control”, sino respuestas adaptativas de un sistema nervioso que procesa el entorno de forma distinta.
- Evaluación cualitativa del perfil sensorial basada en entrevistas, observación y cuestionarios específicos, sin reducirlo a una etiqueta clínica.
- Acompañamiento terapéutico para explorar estrategias de autorregulación, anticipación y cuidado del entorno sensorial.
- Orientación a familias para que comprendan el perfil sensorial de su hijo o hija y puedan responder desde el respeto, sin sobreprotección ni exigencias excesivas.
- Asesoría en entornos educativos o laborales, para favorecer ajustes razonables que disminuyan la sobrecarga sensorial y permitan un mayor bienestar.
No proponemos “entrenar” a la persona para soportar más estímulos, sino acompañar la comprensión de su propio perfil sensorial y construir con ella estrategias sostenibles de regulación y cuidado. Apostamos por una visión que no busca la adaptación forzada al entorno, sino también la transformación del entorno para que sea más acogedor, amable y consciente de la diversidad neurosensorial.
Ofrecemos acompañamiento psicológico especializado en neurodivergencias.
¿Quieres ayuda?
Ya seas una persona adulta, una familia o un centro educativo, estamos aquí para ayudarte a comprender y actuar desde el respeto y la evidencia.
